Los vecinos dicen:
“calma, ya pasó”.
Mamá dice: “agradece,
pudo llegar a más”.
Decido quedarme esa primera noche.
Respirar el olor de lo que dejó el fuego,
permitir que me duelan aquellas manchas oscuras.
Dos repisas de madera.
La obsidiana, la florita verde y los cuarzos.
Tres juegos de cartas.
Algunos instrumentos pequeños.
El altarcito.
Un retrato y una carta a papá.
Todo un universo ritual.
¿La vela que alumbraba mi anhelo
transmutó en esto?
Abro y cierro los ojos.
Es una culpa que huele y sabe a humo.
Me arrodillo,
entre la ceniza un azul brillante.
Balance, dice ese pequeño trozo de papel que aún palpita.
Después del fuego algo queda.
Lo que sobrevive.
Esa fuerza capaz de volver a crearlo todo.
Textos: Todaslasquehesido.com
Ilustración: Andrew Bannecker.