Observa mi vida,
escribe sobre ella las leyes del karma.
Dime que antes de nacer ya había roto mi shila,
que insolente como nunca
me creí superior a mi padre.
Dime que a los seis años culpé a una niña
de haber robado un perfume minúsculo
que andaba extraviado entre mis juguetes.
Que mentí y que cuando en el templo
las ancianas movían sus labios
yo impostaba versos y oraciones inexistentes.
Dime que aunque me postré ante el río sagrado
nunca te ofrendé lo suficiente.
Dos palabras, tres o cuatro lagrimas.
¿Qué tanto es?
Ven, asegura que no hay dharma
que cobije mi karma.
Dime devota de ningún dios.
Dime fiel a nadie.
Observa mi vida.
Átomo de hidrogeno, polvo estelar, roca volcánica,
gusano de morera, danta del trópico,
sherpa del glaciar.
Existencia.
Ven, no le temas a ser dios.
Yo no temo ser humana,
cientos de miles de veces encarnada.
Palpitante dignidad
de ser más que sangre y tejido.
Más, tanto más
diosa, maga, humana.
Raíz, soplo, semilla, éter,
gota primera que dio vida a la mar.
Textos: Carla Giraldo Duque.
Todaslasquehesido.com
Ilustración: Monica Ramos.
Natalia
Hermoso Karla
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